¡Gracias por fumar!
¿Viva el sueño americano?
Un excelente diálogo revela las puertas ocultas que la verdad o la negación cierra con candados reforzados. Simplemente ser un vendedor de palabras, con zapatos lustrados, corbata no lo suficientemente ajustada para que fluya el discurso y un peinado que mantenga su estilo con suficiente fijador conquista las miradas de los oyentes.
Defender una teoría con la argumentación necesaria, no para señalar los defectos del otro expositor, sino para demostrar su error, lograr su equivocación. Labia contundente, junto con una puesta de escena del amigo confiable, del buen samaritano que vela por el bienestar común. Todo lleva a una persuasión que hace rodear la mente del público o del que lo escucha.
De esas armas se refuerza Nick Naylor (Vicepresidente de la Academia de Estudios del Tabaco) interpretado por Aaron Eckhart, una persona que posee el simple don de “hablar”. La película Gracias por fumar (2005) es el perfecto manual para convertirse en un “dios” de las relaciones públicas.
Con simples sentimentalismos básicos, Nick Naylor carga su pistola con palabras del diccionario cada día para llevar acabo cuestiones sencillas que le son encomendadas por su jefe de trabajo “BR” (Presidente de la Academia de Estudios del Tabaco), defender a capa y espada las Industrias Tabacaleras. Se podría decir que siempre se sale con la suya, pero es el defensor del libertinaje en un país que creó “el sueño americano”.
Pero fuera de toda esa lucha infinita sobre lo que es “políticamente correcto”, lo que mata, lo que no lleva a una vida “sana”, es importante hacer énfasis en los temas centrales de la cinta. Estados Unidos de América es la Nación que adoptó la águila que vuela por cualquier parte del mundo siendo libre. Apoyar los consumos del tabaco y su difusión sin ningún prejuicio o atadura sería un tema con una respuesta concreta. Al fin y al cabo los fumadores son los portadores del humo del infierno, o eso mencionan las propagandas defensoras de la vida humana.
Un chico que decide fumar a temprana edad no es víctima de un simpático hombrecillo como Nick Naylor que le presta su encendedor para prender su primer cigarrillo. Los vicios son mencionados como falta de educación, esa proviene de hogares familiares o escuelas.
Muchas asociaciones No gubernamentales, junto con padres de familia deseosos de cuidar la pureza de sus hijos son los intermediarios entre un actor fumando libremente en una escena o una cajetilla con mensajes para advertir a los fumadores de los daños irreparables que produce el cigarrillo en tu cuerpo. “Cuidemos a los niños, son el futuro del país”, sin duda alguna lo son. Cabe resaltar que la mayoría de las muertes son reclamadas por insuficiencias en el sistema, como el crimen organizado o en lo espiritual, siendo culpables otras empresas que convierten a lo humanos en zombies consumidores de productos, hasta ato infinito.
“Los cigarros no te vuelven más sexy”, una frase provocadora dentro de la película. Toda persona basa su vida en estilismos y estética, llena de objetos que realzan su personificación en la realidad. Los pecados universales es convertirse en la ficción de la sociedad. Y al momento de que esas almas van encaminadas a abismos sin fondo se culpa a los facilitadores, siendo ellos los que escogieron esos guiones y libretos.
Nunca se ve culpar a sacerdotes religiosos por restar años de vida en las personas dogmatizadas al hacerlas entregarse vendadas de los ojos en cultos que no llevan a ningún punto. Todavía más escalofriante cuando esos chamanes reveladores de la verdad son pederastas o empresarios corruptos, con bolsillos atascados en diezmos. La perversión no es generalizada en los vicios.
La religión advierte que el diablo será una persona seductora, Nick Naylor puede ser uno de sus ayudantes que salieron de la Universidad del Infierno. Defender lo indefendible. En la conclusión las personas comerán y digerirán sus proverbios. Un control de masas en lo que es el sueño americano. Y los anaqueles de la historia seguirán adquiriendo personajes icónicos siendo fumadores gritando “Viva América”, bajo discursos atractivos.
